Podología

Podología deportiva: Periostitis

El dolor en la tibia es muy común en corredores. Este dolor es tan irascible en muchas ocasiones que puede llegar a parar la practica deportiva por su gran intensidad. Esta patología es denominada Síndrome de estrés tibial o Periostitis tibial. 

¿Por qué te duelen las tibias al correr?

Esto es debido al gran estrés que sufre la tibia por la fuerza reactiva del suelo (el impacto del suelo en nuestro pie) y nuestro peso corporal. Cuando estas dos fuerzas se aplican de una forma simultánea, y no coinciden en la misma dirección, se genera un estrés tibial (sobrecarga) en la zona AMI (zona más delgada de la tibia). Esta incongruencia de fuerzas se acentúa cuando tenemos genu varo (piernas en paréntesis), antepié varo (1er dedo más levantado que el 5º). Ya que esta morfología provoca un mayor traspaso de fuerza a esta zona tibial y por consiguiente un mayor estrés.  

¿Qué tratamiento hay para la Periostitis?

Nuestro tratamiento ortopédico es de vital importancia para este tipo de patologías. El objetivo del tratamiento con plantillas es corregir esa incongruencia de fuerzas e intentar que vayan en una misma dirección evitando ese traspaso de cargas indebido.


Algunos Consejos para mejorar la Periostitis

Aconsejamos al corredor, que de zancadas más cortas para que apoye lo menos posible el talón, más apoyo con antepié, empezar a correr por terrenos blandos (césped, tierra) ya que así disminuimos la fuerza de impacto y por consiguiente ese dolor en la tibia.

Tras haber sufrido un proceso agudo de dolor en las tibias, tras colocar el tratamiento aconsejamos: Incrementar la marcha paulatinamente y a ritmo suave: -5 min de andar -2 de correr Aumentar un 25% esta proporción cada semana y media-2 semanas. Para ir aumentando el umbral de fatiga de la tibia. -Se puede hacer elíptica y bicicleta ya que estos deportes no influyen en la periostitis.

Calzado deportivo: Intentar no llevar zapatilla antipronadora, llevar zapatilla neutra con amortiguación (ej.tipo Brooks Ghost 10)  

Artículo elaborado por el podólogo David Picazo nº col. 3273

Autor


Avatar